BANDERA AMARILLA

El domingo pasado estaba tumbada en mi hamaca,cual morcilla puesta en la barbacoa,cuando oí el silbato del socorrista de la cruz roja...piiiiiiii....piiiiiiiii,avisando a la gente que no se aventurara en adentrarse mucho en el agua,pues había bandera amarilla,y aunque el Mediterraneo es tranquilo, también se cabrea en forma de olas enormes y mucha resaca.
A veces no comprendo al ser humano.Hay unos cuantos que se juegan la vida para salvar a sus semejantes y éstos, los semejantes,hacen todo lo contrario de lo que les aconsejan.Si hay bandera amarilla se supone que tienes que tener cuidado al bañarte y si es roja no bañarte...¡¡¡pues no!!,si está amarilla deben pensar que es que hay una invasión de chinos y que no va con ellos la cosa,y si es roja,no se que pensarán digo yo que no creerán que a la mar le ha bajado el periodo.
El socorrista estaba dale que te pego pitando a la gente,estos salían a la orilla de mala gana,como si el pobre chico de la cruz roja le divirtiera fastidiarles el baño.
A la media hora de estar allí,llegó un matrimonio mas o menos de nuestra edad y se puso en unas hamacas mas allá,Colocaron sus toallas se embadurnaron de crema mutuamente,ella se puso a tomar el sol y él le dijo..."nena voy a darme un bañito",se colocó bien sus cosas dentro del bañador,(ésto es muy típico de los hombres), y se fue dando saltitos,mas que nada porque la arena quemaba como si te pusieran una plancha ardiendo en la planta de los pies.
Al rato oímos al socorrista pitorrear otra vez,miramos hacia donde hacia señales para que salieran, y vimos a un hombre haciendo señas con los brazos que no podía salir.Enseguida el socorrista agarró su salvavidas y se lanzó hacia donde estaba el pobre hombre que hacia verdaderos esfuerzos por mantenerse a flote.Llegó hasta él y con la ayuda de otro compañero consiguieron sacarle,medio mareado con la barriga llena de agua salada y los mocos colgando.Cuando se recuperó,nos dimos cuenta que era el marido de la embadurnada,que por cierto seguía tumbada y no se había enterado de nada.El hombre llegó hasta su hamaca y medio tembloroso se sentó.Su mujer sin levantar la mirada le preguntó...¿Que tal está el agua?...
Pues debía estar rica porque casi se la bebe toda.
Y el medio llorando le dice...Luisa,¿es que no sabes lo que me ha pasado?...¡¡que casi me ahogo!!.
Ella se levantó de golpe,y le dijo ¿pero que dices, si no me he enterado de nada?
Creo que era la única ,pues toda la playa estaba pendiente del salvamento.
El le empezó a contar,que estaba bañándose tan tranquilo y de pronto vino una ola y dejó de hacer pie formándose un remolino que no le dejaba salir hacia la orilla.
La tal Luisa echándose las manos a la cabeza empezó a decirle,pero...pero tu en que pensabas?,te imaginas el disgusto que me podías haber dado,¡¡¡vaya que casi me plantas el día!!....¡¡y yo sin enterarme!¡madre mía el mal rato que me acabas de dar!!.
Hay que ver la Luisa,que solo se preocupaba por el disgusto que se iba a llevar ella, si su marido se ahoga...y es que el bañador negro no favorece. jajajaja. He llegado a pensar,si a lo mejor inconscientemente este pobre hombre casi se ahogó para perder de vista a Luisa y fastidiarle las vacaciones, jajajaja.
Entonces ella le dice..¡Venga vámonos, que del disgusto que tengo ya no me apetece ni tomar el sol !!.
Él cabizbajo le dice...ni yo tengo ganas de mas playa.
Éste hombre se lo pensará dos veces antes de meterse al agua tan alegremente...espero.