miércoles, 18 de marzo de 2020

La Antorcha Humana


Como soy así, me niego a hablar del bicho con corona ese que nos está amargando la vida, por eso lo que quiero contaros es sobre lo que unos dicen que va a haber más nacimientos causados por el confinamiento al que estamos obligados o por el contrario habrá más divorcios, estoy segura que será esto último, porque si en vacaciones que no es obligatorio estar juntos hay más separaciones pues eso. Y es que las discusiones por cosas tontas y no tan tontas son para grabarlas y luego ponérselas a los nietos para que se rían un rato, siempre dentro del respeto y de los cabreos que se pillan por quítame de ahí esa paja.
Una tarde de verano estaban Margarita y Pepe discutiendo por esas cosas que decía yo antes, pero que coges unos berrinches monumentales que luego ya cuando estas en todo el fragor de la discusión ya ni te acuerdas el por qué era la cosa para semejante disgusto, pero como Margarita tiene ese pronto, dijo la frase de “ahora cojo la puerta y me voy”...y él contestó “pues ya estas tardando”, esa fue la señal para que Margarita cogiera el bolso, con su monedero, el tabaco y las llaves, la puerta la dejó en su sitio, prefirió las llaves más que nada porque pesan menos y son más fáciles de llevar. Eran las 10 de la noche de un caluroso septiembre, se fue a una cafetería, se tomó un café y encendió un cigarro, bueno hago un inciso, como podéis ver esto sucedió allá por los años 90 que aún se podía fumar en las cafeterías,  como iba diciendo estaba en la cafetería pero la cabeza la tenía en la imagen de Pepe, y la rabia y el llanto estaban a punto de aparecer por su cara, así que pagó y salió a dar un paseo, y la brisa de la noche la calmó lo suficiente como para sentarse en un banco y encender otro cigarro mirando al mar y reflexionar sobre lo que había pasado. Estaba tan ensimismada que ni notó el calorcito en el costado donde llevaba colgado el bolso de mimbre es más, agradeció ese pequeño aire caliente pues ya se estaba levantando una brisa húmeda y fría, pero de pronto vio una gran resplandor que salía del dichoso bolso, pensó, “anda el genio de la lámpara”, y a continuación  salió una llama y se dio cuenta que estaba ardiendo, ¡ella no, el bolso! Así que como una posesa recordó que llevaba las tarjetas, y el dinero con el que pensaba irse a un hotel a pasar la noche, para que Pepe, la buscara por la ciudad como un loco, porque ella le conocía bien y sabía que andaba con el coche para arriba y para abajo por donde suponía que ella iba a estar. Como estaba diciendo, la posesa se puso a darle golpes al bolso contra el césped y lo pisoteo varias veces hasta que se apagó, no, no llevaba móvil, aún no lo utilizaba. El bolso era de mimbre y el viento metió dentro una chispa del cigarro que estaba fumando y tardó dos milésimas de segundo en arder como una antorcha, pero bueno solo se hizo un boquete en la mitad del bolso, pero ni el dinero ni las tarjetas se chamuscaron. Podía haber sido un suicidio o Margaricidio, imaginaros que no se entera hasta que se chamusca toda ella con bolso y todo, sentadita en el banco agarradita al bolso y mirando al mar, (soñé), no me digáis que nos es triste. Pues mirar, la carcajada que le salió fue sonora imaginándose a ella ahí sentada, chamuscada agarrada al trozo de bolso oliendo a requemao y oyendo a la policía decir que había sido un suicidio. Y menos mal que cogió las llaves que son de metal y no cogió la puerta que es de madera, y ya os podéis imaginar lo que podía haber pasado, una tragedia!
Cuando llegó a casa y Pepe, le preguntó que donde había ido, ella con una carcajada que no pudo contener, le dijo, “al paseo que habia un espectáculo de antorcha humana”. Pepe la miraba asombrado, se le había pasado el enfado y encima se reía, eso era raro, muy raro en Margarita.

La Antorcha Humana

Como soy así, me niego a hablar del bicho con corona ese que nos está amargando la vida, por eso lo que quiero contaros es sobre lo que ...