
Lo primero poner en el salón de 50 metros cuadrados, una gran mesa con su blanco e inmaculado mantel, la vajilla de diseño, tropecientas copas, para el vino blanco, el tinto, para agua y el cava, y un centro de mesa precioso y enorme con velas y todo, y las sillas todas ellas con mucho estilo, porque se supone que todo el mundo tiene casi dos docenas de sillas igualitas.
Y lo principal, tú, con un vestido de Vittorio y Lucchino, muy sexy escotado, zapatos de tacón, maquillada como una puerta, y un peinado de Llongueras.
Y digo yo...y si te pasa como a mi amiga Pepa.
Vamos por partes. Lo primero de todo, que su salón mide 10 metros cuadrados, escasos, o sea le faltan 40.
No tiene una gran mesa larga, tiene que juntar dos, apartar los sofás, poner el árbol de Navidad en el pasillo, y de chiripa no tiene que sacar la tele a la terraza.
El mantel no le llega y tiene que poner dos también, y no son iguales ni tampoco son de hilo.
La vajilla es de cuando se casó, que se la regaló su tía Enriqueta, es bonita pero no es de diseño y no tiene esos platos retorcidos que se llevan ahora tanto.
No puede poner tantas copas porque no le caben.
Y si pone el centro de mesa no puede poner los langostinos.
Además tiene que pedir cuatro sillas prestadas a la vecina.
En Nochebuena se juntan, ella, su marido, sus tres hijas, los maridos de las dos mayores, sus hijos, el novio de la pequeña, su cuñada y el marido, su hermano y su mujer, los sobrinos y la abuela. En total 20 personas.
Sentarlos a todos es un lío tremendo, pues los mas pequeños se pelean entre ellos y hay que ponerlos separados...¡¡los niños tan ricos!!.
Al fin todos sentados empiezan a comer los aperitivos. Que si alcánzame un langostino, que si dame un trozo de jamón, que si no llego a la ensaladilla ni a las croquetas...y a la abuela que hay que pelarle las gambas.
Luego hay que hacer varios platos, pues la abuela no puede comer pavo, por los dientes, y hay que hacerle una merlucita sin sal, los niños quieren lasaña, y uno de los yernos es vegetariano.
Los demás a comer pavo se ha dicho.
Y luego le dicen a la pobre que tiene que estar arreglada y con tacones , en la cocina entrando y saliendo con los platos y esquivando a los niños y al perro y acabando de freír los calamares...eso si, con un moño de lo mas fashion.
Total que la pobre se pasa dos dias antes cocinando.
No me extraña que no quiera ni oír hablar de las Navidades.
El año que viene creo que se quiere hacer budista y largarse al Tibet