Como soy así, me niego a hablar del bicho con corona ese que
nos está amargando la vida, por eso lo que quiero contaros es sobre lo que unos
dicen que va a haber más nacimientos causados por el confinamiento al que
estamos obligados o por el contrario habrá más divorcios, estoy segura que será
esto último, porque si en vacaciones que no es obligatorio estar juntos hay más
separaciones pues eso. Y es que las discusiones por cosas tontas y no tan tontas
son para grabarlas y luego ponérselas a los nietos para que se rían un rato,
siempre dentro del respeto y de los cabreos que se pillan por quítame de ahí esa
paja.
Una tarde de verano estaban Margarita y Pepe discutiendo por
esas cosas que decía yo antes, pero que coges unos berrinches monumentales que
luego ya cuando estas en todo el fragor de la discusión ya ni te acuerdas el
por qué era la cosa para semejante disgusto, pero como Margarita tiene ese
pronto, dijo la frase de “ahora cojo la puerta y me voy”...y él contestó “pues
ya estas tardando”, esa fue la señal para que Margarita cogiera el bolso, con
su monedero, el tabaco y las llaves, la puerta la dejó en su sitio, prefirió las
llaves más que nada porque pesan menos y son más fáciles de llevar. Eran las 10
de la noche de un caluroso septiembre, se fue a una cafetería, se tomó un café
y encendió un cigarro, bueno hago un inciso, como podéis ver esto sucedió allá
por los años 90 que aún se podía fumar en las cafeterías, como iba diciendo estaba en la cafetería pero
la cabeza la tenía en la imagen de Pepe, y la rabia y el llanto estaban a punto
de aparecer por su cara, así que pagó y salió a dar un paseo, y la brisa de la
noche la calmó lo suficiente como para sentarse en un banco y encender otro
cigarro mirando al mar y reflexionar sobre lo que había pasado. Estaba tan
ensimismada que ni notó el calorcito en el costado donde llevaba colgado el
bolso de mimbre es más, agradeció ese pequeño aire caliente pues ya se estaba
levantando una brisa húmeda y fría, pero de pronto vio una gran resplandor que salía
del dichoso bolso, pensó, “anda el genio de la lámpara”, y a continuación salió una llama y se dio cuenta que estaba ardiendo,
¡ella no, el bolso! Así que como una posesa recordó que llevaba las tarjetas, y
el dinero con el que pensaba irse a un hotel a pasar la noche, para que Pepe,
la buscara por la ciudad como un loco, porque ella le conocía bien y sabía que andaba
con el coche para arriba y para abajo por donde suponía que ella iba a estar. Como
estaba diciendo, la posesa se puso a darle golpes al bolso contra el césped y
lo pisoteo varias veces hasta que se apagó, no, no llevaba móvil, aún no lo
utilizaba. El bolso era de mimbre y el viento metió dentro una chispa del
cigarro que estaba fumando y tardó dos milésimas de segundo en arder como una
antorcha, pero bueno solo se hizo un boquete en la mitad del bolso, pero ni el
dinero ni las tarjetas se chamuscaron. Podía haber sido un suicidio o Margaricidio,
imaginaros que no se entera hasta que se chamusca toda ella con bolso y todo,
sentadita en el banco agarradita al bolso y mirando al mar, (soñé), no me digáis
que nos es triste. Pues mirar, la carcajada que le salió fue sonora imaginándose
a ella ahí sentada, chamuscada agarrada al trozo de bolso oliendo a requemao y
oyendo a la policía decir que había sido un suicidio. Y menos mal que cogió las
llaves que son de metal y no cogió la puerta que es de madera, y ya os podéis
imaginar lo que podía haber pasado, una tragedia!
Cuando llegó a casa y Pepe, le preguntó que donde había ido,
ella con una carcajada que no pudo contener, le dijo, “al paseo que habia un espectáculo
de antorcha humana”. Pepe la miraba asombrado, se le había pasado el enfado y
encima se reía, eso era raro, muy raro en Margarita.